Esta semana, los ojos de toda América están puestos en la ciudad de Los Ángeles, con motivo de la IX Cumbre de las Américas. La mayoría de los líderes de la región se dirigieron a esta ciudad estadounidense para participar en el foro pensando en temas trascendentales como la migración, la unidad regional y el medioambiente. Este último punto toma relevancia considerando que justo la sede del encuentro pasa por la peor sequía de su historia. De acuerdo con las autoridades del estado de California -donde se encuentra Los Ángeles- el primer trimestre de 2022 fue el más seco de la historia en lo que respecta a precipitaciones y nevadas. A esto se suma que los años 2020 y 2021 ya habían registrado los menores índices de lluvias, explicó el Distrito Metropolitano del Agua. La situación, ciertamente, es dramática: más del 97 % de California se encuentra ahora bajo una sequía severa y casi 60% del estado está bajo sequía extrema, según el Monitor de Sequía, un mapa elaborado por el Centro Nacional de Mitigación de Sequías en la Universidad de Nebraska en Lincoln y diversas agencias federales, informó Efe. Es más, según reporta France 24, el Proyecto de Agua del estado prevé que este año sólo podrá abastecer el 5% de su asignación habitual. Ante este escenario, los dirigentes locales han tomado decisiones drásticas sobre un problema donde, una vez más, el cambio climático tiene incidencia. Se restringen los riegos En octubre de 2021, el gobernador de California, Gavin Newsom (Partido Demócrata), ya había emitido una declaración de emergencia por sequía en todo el estado. Posteriormente, pidió a la población reducir voluntariamente el consumo de agua en un 15%, sin embargo, esto no ha dado resultado. Es por eso que las autoridades fueron más allá. En Los Ángeles, por ejemplo, desde el pasado 1 de junio que los habitantes solo pueden regar el césped de sus hogares dos veces a la semana, una medida que afecta por lo menos a 4 millones de consumidores. «Si queremos que nuestros hijos y nietos puedan acudir a la llave de agua con confianza, tenemos que redoblar las soluciones que han hecho de la conservación de una forma de vida en Los Ángeles», afirmó el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti. En las ciudades vecinas de Los Ángeles, donde viven unos 6 millones de personas, la restricción es aún mayor: los habitantes sólo pueden regar el césped una vez a la semana, bajo la amenaza de severas multas, explicó el Distrito Metropolitano de Agua del sur de California. «No tenemos suficientes suministros de agua en este momento para satisfacer la demanda normal. No hay agua», aseguró la vocera del Distrito Metropolitano de Agua, Rebecca Kimitch, quien remarcó que «Nunca antes habíamos hecho algo así». Una crisis sin precedentes Es verdad que las sequías y los incendios forestales no son algo nuevo en California. De acuerdo con el Instituto de Política Pública del estado, es común que en esta región haya años muy secos y muy húmedos. Sin embargo, la situación actual es aún peor: el periodo de 2000 a 2021 fue el más seco del oeste de Estados Unidos en más de 1.200 años, reportó CNN en Español, citando un estudio del mencionado organismo. Factor importante en esta crisis es el cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas ha influido en que la sequía sea un 72% peor, de acuerdo con el informe.
Esto, afirmó el Instituto de Política Pública de California a CNN, se debe entre otras cosas por la existencia de una atmósfera más «sedienta» que absorbe más agua de la tierra por la evaporación, lo que reseca los suelos. «Una atmósfera más sedienta significa que la misma cantidad de precipitaciones deja menos agua para las plantas, los arroyos, los embalses y los acuíferos. Obtenemos menos beneficios de las precipitaciones porque una mayor proporción vuelve a la atmósfera sedienta. Las tormentas más pequeñas, en particular, pueden aportar poco o ningún beneficio hídrico si la atmósfera está sedienta», dijo al mismo medio el científico Mike Dettinger. Con este escenario, Los Ángeles recibe a los líderes del continente. Un problema que, sin dudas, afecta a otras partes del mundo y que debe ser tratado.
Un aumento en los créditos otorgados a agricultores a través del programa Siembra por Chile, impulsado por el Ministerio de Agricultura y el BancoEstado, se registró esta semana. A la fecha se han cursado 1.154 créditos por un total de $14.107 millones en las diversas regiones del país y tiene como objetivo recuperar la seguridad alimentaria y alentar a la familia agrícola para que siembre con tranquilidad esta temporada.
“Queremos seguir alentando a los agricultores a que se acerquen a las sucursales de BancoEstado a que consulten por este crédito, la idea es que podamos contar con las herramientas necesarias para asegurar la temporada de siembra y hacer frente al alza del costo de los alimentos asegurando la producción nacional”, explicó el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.
Este crédito cuenta con garantías estatales a través de FOGAPE, lo que permitirá rapidez y celeridad en la entrega, y con una tasa megapreferencial de 0,99%. Este financiamiento de capital de trabajo está disponible para todos los agricultores que se han visto afectados por la crisis hídrica y el aumento del valor de los fertilizantes.
Tal como explicaron en su oportunidad, este crédito permite acceder a un financiamiento de hasta 5 mil UF, que cubre prácticamente el 100% del costo de insumos y fertilización requerido para las siembras de productores de hasta 200 – 220 hectáreas dependiendo el cultivo. Sin embargo, este instrumento está abierto a pequeños, medianos, y grandes agricultores sujeto a evaluación.
Para poder acceder a más información respecto de este crédito visitar el siguiente link: https://www.bancoestado.cl/imagenes/_campanas/pequenasempresas/agricola/index.asp
Visualizar información histórica y a la vez monitorear en tiempo real los campos, recibiendo notificaciones sobre alertas de parámetros claves del suelo, o sobre la aproximación de eventos climatológicos, son herramientas a las que pueden acceder los agricultores directamente en su celular. ¿Cómo?, gracias a la nueva aplicación que está lanzando la startup chilena Instacrops.
Mantener a los agricultores completamente informados, casi minuto a minuto sobre todas las necesidades de sus cultivos, es una de las metas que se han impuesto en Instacrops.
“La App es un proyecto muy ambicioso, en donde los usuarios de Instacrops podrán ver imágenes satelitales para la monitorización de los cultivos u obtener información sobre riego inteligente, recibiendo alertas sobre las necesidades de los campos, ya sea porque viene una helada, o monitorear la humedad del suelo o su temperatura”, así lo explica Fabián Martínez, Chief Agronomist de Instacrops.
Tecnología detrás de la nueva Aplicación Móvil
Los usuarios de Instacrops pueden descargar la aplicación disponible tanto para dispositivos Android como para IOS.
Una vez instalada en el smartphone o tablet , ya es posible obtener información de manera inmediata, gracias a una interfaz amigable e intuitiva que permite una comunicación directa con los servicios.
“Al ingresar al App el usuario podrá visualizar los polígonos de sus campos, revisar información de los sectores como cantidad de hectáreas, tipo de cultivo y una leyenda de cómo se ha estado regando. Cuando ingresan a la sección de servicios de monitoreo de parámetros de suelo, el usuario puede revisar una lista de sus estaciones InstaSoil y acceder a los datos de los sensores conectados a sus estaciones. Esto incluye la humedad del suelo a diferentes profundidades, el estanque aprovechable, entre otras. Cuando el usuario accede a los servicios de Clima, InstaWeather, puede visualizar la temperatura ambiente, humedad, presión atmosférica, radiación, velocidad del viento y su dirección, en conjunto a diversas variables calculadas como la evapotranspiración, horas frío, porciones frío, grados día entre otros”, agrega Francisco Altimiras, PhD. Chief Technology Officer, Instacrops.
Para la Agtech este es un paso muy importante que les permite seguir promoviendo la democratización del acceso a tecnología de punta para los agricultores de Latinoamérica . “Nuestra nueva App va a permitir llegar a muchos más usuarios que prefieren dispositivos móviles para revisar la información de nuestros servicios. Esta aplicación lleva todo el conocimiento adquirido por Instacrops a nivel Web tanto a celulares como tablets, para que nuestros usuarios puedan monitorear sus cultivos in situ mejorando la experiencia de uso de la plataforma Instacrops. Además, próximamente lanzaremos también una aplicación móvil gratuita de nuestra plataforma, ofreciendo pronósticos climáticos como predicciones de heladas e información contenida en imágenes satelitales.”, agrega Altimiras.
De esta manera, la app permitirá simplificar el día a día de los agricultores, puesto que obtendrán la información necesaria para un manejo inteligente de sus cultivos, contribuyendo a la optimización del uso de los recursos como agua y energía.
Esta herramienta forma parte las nuevas prestaciones que está lanzando Instacrops, tal como su nuevo modelo de negocios “Precision Agriculture as a Service”, PAaaS, que va de la mano de su crecimiento en toda Latinoamérica, estando presentes en los campos de Chile, México y Colombia.
En 2021 entraron a la aceleradora estadounidense Y Combinator transformándose en la primera Agtech latinoamericana en ser seleccionada. A la fecha han levantado USD 3,5 millones de capitales privados liderados por Genesis Ventures -donde el principal inversionista es el grupo británico OxBridge Capital Partners– y también SVG Ventures, programa de inversión especializado y el más activo de la industria Agtech en Silicon Valley. Todo esto les permitió mudar su matriz a Estados Unidos para lograr seguir conectando con más inversionistas.
Todos los días son primavera para este emprendimiento que logra cultivar hortalizas y vegetales usando solo un 5% del agua que requiere la agricultura tradicional, sin pesticidas y produciendo 100 veces más alimentos.
En un contexto de sequía extrema que pone en jaque a la agricultura y, por ende, la provisión de alimentos que nos da la tierra, los ingenieros Cristián Sjögren y Pablo Bunster tras llegar a Chile luego de un MBA que cursaron en distintas universidades de EE.UU., tuvieron la idea de revolucionar la agricultura chilena a través del uso de energía renovable a gran escala. Fue así cuando en 2018 fundaron AgroUrbana.
Dicho en simple, resolvieron el problema del agotamiento de los terrenos agrícolas trayendo los cultivos a la ciudad, lo que explica el nombre de la firma. El sistema que emplean se conoce como agricultura vertical, que dispone los cultivos en una especie de estantes y que por metro cuadrado produce 100 veces más que la agricultura tradicional. Esto es posible gracias a la técnica de hidroponía, que no utiliza suelo, sino agua y nutrientes para producir plantas. Pero no toda la cantidad de agua que requieren los campos, ya que para cultivar hortalizas y vegetales solo necesitan un 5% del recurso hídrico, además, sin uso de pesticidas.
Así, toda la producción sobre capas verticales se realiza con absoluto manejo de la trazabilidad, en espacios con clima controlado, utilizando luces LED y cultivo hidropónico para cosechar lechugas, acelgas, espinacas, etcétera, listas para el consumo humano, con el fin de llevar a los hogares ‘hojas que cuidan, las más frescas, sabrosas y saludables cultivadas en la ciudad’.
¿Cómo llegan al consumidor final? Por medio de una suscripción B2C donde entregan los vegetales a domicilio una vez a la semana (ver información en www.agrourbana.ag). Además, ya son varios los restaurantes y cadenas de comida preparada que usan los productos de AgroUrbana, los que también se venden en Jumbo, Fork y la Vega Delivery.
‘En AgroUrbana nuestro lema es ‘más con menos’. Usamos 95% menos agua que un cultivo tradicional en 1% de su superficie, traemos la agricultura a la ciudad, acortando significativamente las cadenas de logística, pérdida de alimentos y eliminamos la sobrefertilización del suelo’, resalta Cristián Sjögren, cofundador y CEO.
En tanto, Pablo Bunster, cofundador y CCO, resalta: ‘Es la tecnología al servicio de la biología… en la ciudad, a pocos kilómetros del consumo, en AgroUrbana todos los días son primavera. En 300 m2 en Quilicura producimos el equivalente a más de tres hectáreas de tierra, lo que adquiere gran relevancia considerando que según la ONU en menos de 30 años seremos 10.000 millones de habitantes, por lo que necesitaremos 70% más alimentos. Hoy la ecuación simplemente no cierra’.
Según comentan Bunster y Sjögren, ‘por encima de todo AgroUrbana probó la resiliencia que trae la agricultura vertical a la seguridad alimentaria’, y dicen esto porque en pandemia operaron 24/7 sin pausas, logrando producir más de 25 toneladas de alimentos en 27.000 horas ininterrumpidas desde el inicio del emprendimiento.
También declaran que están abiertos a realizar alguna alianza que permita acelerar la innovación y el crecimiento de la empresa. ‘Hoy estamos limitados por volumen de producción hasta la entrada en operación de nuestra granja vertical de escala industrial en el ultimo trimestre de este año’.
La primera planta a escala industrial de AgroUrbana ya está en construcción en Quilicura. Tendrá una superficie de 4.000 m2, 10 veces la superficie de su actual planta (en la misma comuna) y producirá el equivalente al consumo de alimentos de más de 25 mil hogares.
‘Esta planta va a ser operada por nuestro sistema Carmelo OS, que maneja la intensidad y espectro de luz, temperatura, humedad, niveles de CO2, nutrición de las plantas y registra data que nos permite seguir mejorando continuamente nuestros cultivos. También incorporaremos nuestra tecnología de cultivo vertical que incorpora los aprendizajes y mejoras de los tres años que llevamos operando la planta piloto. El suministro eléctrico será 100% con energía renovable y el ahorro en el uso de agua llegaría a más de 200 millones de litros al año comparado con la agricultura tradicional’, adelanta Bunster.
Para los próximos años, AgroUrbana espera crecer no solo en Chile sino que también en Latinoamérica. ‘Ya tenemos la tecnología, acuerdos de desarrollo con proveedores de semillas y relaciones comerciales establecidas para ello’, aseguran.
La primera planta de AgroUrbana ya está en construcción en Quilicura y entrará en operación a fines de 2022. Tendrá una superficie de 4.000 m2, 10 veces la superficie de su actual planta (en la misma comuna) y producirá el equivalente al consumo de alimentos de más de 25 mil hogares.
Una investigación publicada recientemente en la revista Current Biology determinó que, en los últimos años, estos organismos cruzaron frecuentemente barreras oceanográficas para llegar a diferentes islas del océano Austral.
En el año 2018, una caminata por la playa de Bahía Fildes en la Península Antártica se transformó en un descubrimiento de carácter internacional. El investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad de Chile (UACh), Dr. Erasmo Macaya Horta, encontró un ejemplar de cochayuyo, cuyo nombre científico es Durvillaea antarctica. Hasta ese entonces, la literatura científica señalaba que la distribución geográfica de esta especie solo alcanzaba la zona subantártica.
Cuatro años después de este hallazgo científico, una nueva investigación publicada en la revista Current Biology reveló que el año 2019 se detectaron 25 nuevas muestras en el continente blanco. El estudio multidisciplinario, encabezado por investigadores de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), llevó a cabo diversos análisis genómicos de algas que llegaron arrastradas por corrientes oceanográficas a la Antártica, Nueva Zelanda, Tasmania y la Isla Macquarie (Australia). Según los autores del estudio, el ADN de estas especies ha permitido corroborar lo interconectadas que están las comunidades costeras del océano Austral.
“Los trozos encontrados en el 2018 derribaron el mito de que la Antártica era un continente aislado en términos biológicos. El análisis de casi 30 muestras de algas marinas que llegaron al territorio austral solo este año demuestra que estos viajes son mucho más frecuentes de lo que se pensaba. No son eventos fortuitos”, comentó el Dr. Macaya, también académico de la Universidad de Concepción (UdeC) y coautor del trabajo.
La investigación también reveló que las algas encontradas en las playas del sureste de Nueva Zelanda procedían de las islas Georgia del Sur y Marion, mientras que los ejemplares encontrados en Tasmania provenían de las islas Kerguelen.
Según el estudio, por primera vez, se encontraron algas completamente reproductivas, con ejemplares masculinos y femeninos, lo que demuestra que tienen un alto potencial para completar el ciclo de vida y colonizar nuevos territorios, en el caso de que las condiciones ambientales así lo permitan.
“Me sorprendió mucho encontrar tantas algas subantárticas en las playas del océano Austral, que ya habían sido descritas, pero no con la frecuencia y abundancia que las encontramos en su momento. Esto abre toda una línea de investigación y necesidades de seguimiento, sobre todo porque la fauna asociada a estas especies son potenciales invasores de la comunidad antártica”, aseguró el Dr. Miguel Pardo, director de la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias de la UACh, investigador del Centro IDEAL y coautor del estudio.
“Muchos organismos están tratando de cambiar su distribución hacia el sur porque hace demasiado calor en el norte. Las algas flotantes y sus pasajeros pueden dispersarse muy bien y llegar a masas de tierra distantes, por lo que tienen una muy buena posición para colonizar nuevos territorios”, afirmó la Dra. Ceridwen Fraser, investigadora del Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Otago y autora del trabajo. “En un desafío interesante que los científicos tendremos que enfrentar. Tal vez debemos alejarnos de la idea de que la conservación se trata de mantener el statu quo y debemos enfocarnos en gestionar el cambio para maximizar la biodiversidad y los resultados del ecosistema”, concluyó.
Para leer el estudio, haz click aquí.
Proyecto de la U. de O’Higgins instala sensores para mejorar el rendimiento de los campos.
‘Actualmente tú no plantas el árbol y colectas. Lo que haces es buscar el mejor terreno, el mejor injerto, combinar diferentes frutas, ralear de diferente manera para tener mayor tamaño. Eso se llama diseñar la cereza’, define Cristóbal Quiñinao, director de la Escuela de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins. En este marco de agricultura de precisión se mueve el equipo de académicos que lidera el investigador y que está realizando el proyecto ‘Transferencia y adopción de tecnologías para la gestión del riesgo en cerezas’, gracias a fondos impulsados por el gobierno regional. La iniciativa, que fue presentada este miércoles, actualmente se encuentra en fase de instalación en campos de las zonas de Codegua, Peumo, Rancagua, Requínoa y Rengo.
Consta de dos líneas: la primera es la ubicación de sensores en el follaje y en la tierra que rodea a cada árbol, para medir temperatura, humedad y conductividad eléctrica (que permite evaluar diferencias en la calidad de suelo). ‘Son sensores súper pequeños, hablamos de 10×10 centímetros, y la ventaja es que tienen un alto alcance. Trabajan con la tecnología G0 -lo contrario del 5G- que transmite sólo números cada 20 minutos’, explica el académico. ‘La batería les dura cinco años, no tengo que estar enchufándolo ni cambiándole las pilas. Es parecido a la lógica del Tag de tu auto, lo instalas y te olvidas, mientras esté trasmitiendo todo bien’. Los datos llegan hasta una antena no más grande que un router, que tiene un alcance de cinco kilómetros y cuyo costo energético es 8W, equivalente a una ampolleta.
De ahí los manda a un servidor en la universidad, donde son trabajados; el último paso es que un agrónomo se los explica a los agricultores dueños de los terrenos. ¿De qué sirven estas cifras? Para individualizar las condiciones de cada árbol dentro del huerto. ‘Por ejemplo, para tener la noción de las horas frío que han tenido los árboles; saber cuál árbol tiene más chances de florecer antes, o tiene más posibilidades de tener problemas. Tienes la variabilidad dentro del huerto y puedes proyectar la recolección o precisar los tratamientos químicos de apresuramiento de manera enfocada’, detalla el investigador. Con este método se conoce el mejor momento para cada cosechar ejemplar y se tiene mayor seguridad de que las cerezas sean iguales, disminuyendo la variabilidad, destaca. La otra línea son cámaras hiperespectrales -captan longitudes de onda dentro y fuera del espectro visible- que toman imágenes para el conteo de cerezas en el árbol. A través de algoritmos que desarrolló el equipo universitario, se obtiene automatización y mayor precisión.
-¿El agricultor sabrá a distancia cuántas cerezas va a tener en cada árbol?
-Exactamente, a partir del vuelo de un dron o de las cámaras que le entregamos. Si sacas la foto en diferentes períodos vas a poder ver el crecimiento del fruto en el tiempo. Las cámaras que usan actualmente tienen un costo cercano a l o s $20.000.000, por lo que hoy trabajan esta línea a modo de investigación, para posteriormente desarrollar un sistema más barato.
La cereza fue la principal fruta que exportó Chile entre enero y abril de este año, según la Oficina de Estudios y Política Agraria (Odepa). Se registraron 284.963 toneladas y el 90% de ellas fueron enviadas a China. ‘En el ranking mundial somos probablemente el tercer país en términos de producción, después de Turquía y Estados Unidos’, plantea Carlos Tapia, ingeniero agrónomo fundador de Avium, empresa que realiza asesoría e investigación en el cultivo de cerezas y cofundador de la plataforma Smartcherry. cl (https://bit.ly/3xjRUIa).
‘Producimos cerezas desde la cuarta hasta la décima región. El 80% de la superficie a nivel nacional se concentra en O’Higgins y Maule, aproximadamente 66.000 hectáreas’, agrega. Para ser exportable una cereza debe cumplir ciertos parámetros: ‘Hay un atributo de calidad que es el tamaño, llamado calibre. El diámetro mínimo es 28 milímetros o más, eso es un calibre súper jumbo o 2J’, explica. Otro factor es la firmeza. ‘Hablamos de unidades durofel: teniendo 75 puntos de durofel o más es una cereza firme’, añade. A nivel organoléptico, debe tener 18% o más de materia seca. ‘Además, el azúcar debe estar por sobre 18 grados Brix, que es la escala para medir la concentración de azúcar’, concluye. Recuadro
En barcos rápidos -denominados Cherry Express- la cereza chilena se demora 20 a 25 días en su viaje a China; en barcos normales sube a 35 ó 40 días, cuenta Carlos Tapia. ‘Desde que se cosecha y entra a la planta de proceso, la cereza recibe un enfriamiento rápido con agua y nunca más pierde su cadena de frío hasta que llega a destino.
Se embala en agua, las líneas de proceso son conducidas por agua, y después va a un contenedor refrigerado que, incluso, se puede volver a enchufar en el puerto o en el mercado de China’, describe. Los frutos que viajan hasta las tierras orientales se llaman de largo período. ‘Los que no cumplen con esos estándares se denominan de corto período y se van a Estados Unidos o Europa, a un precio distinto’, aclara.