La luz ultravioleta se utiliza como método de desinfección desde hace años, pero en los últimos meses este sistema se ha puesto de nuevo de completa actualidad a causa de la pandemia que padecemos en la mayoría de los países del mundo.
Pero las características de este método provocan que no siempre sea adecuado su uso o que siga investigándose para facilitar su utilización en determinadas circunstancias. Averiguamos si funciona la luz ultravioleta para desinfectar y conocemos sus aspectos más relevantes en tiempos de coronavirus.
La luz ultravioleta (UV) es una luz invisible al ojo humano que se divide en tres tipos de menor a mayor intensidad: UVA, UVB y UVC. Esta última forma es la que se utiliza en los mecanismos de desinfección, ya que puede destruir el ADN de los microorganismos.
Como consecuencia, cuando las bacterias, los virus y los protozoos se exponen a determinadas longitudes de onda de esta luz ultravioleta quedan inactivos. Por ese motivo, desde hace años se aprovechan tales propiedades espermicidas para la desinfección del agua, el aire y diversas superficies.
Hay que tener en cuenta que este método con luz ultravioleta no añade componente químico alguno, un detalle especialmente importante al desinfectar el agua o los alimentos. Además, tampoco necesita ser procesado, por lo que destaca por poseer ciertas ventajas frente a otros sistemas de desinfección.
Teniendo en cuenta todas esas cualidades, la luz ultravioleta se usa para desinfectar superficies y objetos específicos a través de sistemas manipulados por profesionales. Entre los distintos ámbitos en los que se utiliza, hay que destacar las depuradoras de aguas residuales, los laboratorios, piscinas, acuarios y sistemas de aire acondicionado; la industria de alimentos y bebidas; la esterilización de instrumentos, estancias y superficies en el ámbito hospitalario; y para combatir el coronavirus, como, por ejemplo, con la desinfección de los medios de transporte público en China, siempre y cuando se encuentren vacíos.
Debido a las circunstanciales actuales, y para conseguir sacarle el máximo partido, se están desarrollando nuevos métodos de desinfección con luz ultravioleta, como su uso para desinfectar los Equipos de Protección Individual y las mascarillas, o en otros sectores como la desinfección automática de cajeros de banco.
En definitiva, las lámparas ultravioletas son efectivas contra la desinfección de determinadas áreas y superficies, aunque no se aconseja siempre su utilización. Por ejemplo, no deben usarse sobre la piel, pues la radiación puede producir irritaciones o graves efectos secundarios, y precisamente por ello no resultan adecuadas para tratar organismos vivos.
De tal modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desaconsejado el uso de las lámparas de este tipo para desinfectar las manos o cualquier parte de la piel. Tampoco recomienda su utilización en casa, ya que este método de desinfección debe ser realizado por expertos, estableciendo las máximas medidas de seguridad para ello. Como consecuencia, se sigue recomendando la limpieza profunda del hogar con desinfectantes como la lejía diluida o el alcohol de 70º.
Escritora y redactora gallega. Autora de los libros Las nueve piedras y El Libro del Único Camino, así como de numerosos relatos en revistas de género, colabora asiduamente con sus artículos y columnas de opinión en diversos medios digitales. Con la pasión y la curiosidad que la caracterizan, descubre el mundo a través de su historia, su cultura, sus lugares y sus gentes para difundir y compartir todo tipo de sensaciones y hallazgos. Porque todo viaje comienza con un solo paso.
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